María Jesús Romero de Ávila leyó el testimonio de su viaje a Guatemala                    Foto: GACETA

       Aurelio Maroto

         La solidaridad no entiende de crisis. Los solaneros saben cuándo y cómo tienen que apoyar las causas que consideran justas, y así volvió a ocurrir en el VIII Festival Misionero, celebrado este domingo en el teatro Tomás Barrera. Más de 700 espectadores respondieron a la llamada y dejaron en “taquilla” 1.952 euros, quinientos más que el año pasado. Una cantidad importante teniendo en cuenta que eran donativos libres, sin entrada obligatoria. Había dos urnas donde la gente aportaba lo que quería o podía.

         Los grupos de animación misionera de La Solana, en colaboración con la concejalía de Cooperación al Desarrollo, lograron movilizar a más de 200 personas en escena, que fueron saliendo a actuar durante las dos funciones de tarde y noche. Una docena de voluntarios completaban así dos meses de trabajo previo de preparación. La coordinadora de los grupos interparroquiales es Marisol Morales, que expresó a la prensa local su satisfacción por la gran respuesta obtenida “todos quieren colaborar y las familias se implican mucho”.

Reunir y organizar a dos centenares largos de actuantes no es sencillo, pero todo salió bien. Actuaron colegiales de las Jornadas Escolares de zarzuela, el grupo de bailes de la Asociación Salsa Flamenca, el dúo “Los Vecinos”, las poetisas Ramona Romero y Rosa Sánchez y el dúo “Quebrantahuesos”. Además, María Jesús Romero de Ávila leyó el testimonio misionero tras su viaje a Guatemala, con vídeos incluidos en los que hablaban varios niños. También intervino el concejal de Cooperación al Desarrollo, Sebas de Lara, con experiencia en El Sahara, y se proyectó el vídeo “One Day”.

Victoria Romero de Ávila, que también es voluntaria, dejó claro que el objetivo del festival no es sólo económico “nos interesa la concienciación de la gente, no sólo la recaudación, por eso no cobramos entrada y cada uno da lo que puede en conciencia”.