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Copia de CF La Solana David Sevilla

 

David Sevilla firmó el 1-2 al filo del minuto noventa.                                                     Foto: Sebas Candelas

         Aurelio Maroto

         Suma y sigue. El CF La Solana está enchufado justo cuando el guión lo exige. La última victoria en Almagro, unida a la anterior en casa contra el Daimiel, demuestra que los amarillos quieren exhibir músculo frente a los grandes candidatos al ascenso. Y lo están consiguiendo. El triunfo en el “Manuel Trujillo” ha sido otro golpe de mano en el momento y el lugar. Toni Huertas, untado por el elixir del “todo sale”, puso los cimientos al detener a Luis Paz el penalti que anunciaba el 0-2; Almarcha colocó los ladrillos haciendo el empate al poco de comenzar la segunda parte, y David Sevilla, un diablo con talento a espuertas, firmó el fin de obra con un golazo cuando ya no hay tiempo de reacción, enmudeciendo a la incrédula parroquia almagreña.

         Juan de Lara no cabía en sí de gozo al término del encuentro, y no era para menos. Su equipo había ganado una batalla durísima ante un jabalí herido, el Almagro, construido para partir el bacalao y que navega muy lejos de los primeros. La Solana aguantó las primeras embestidas de un equipo poderoso que intentó amilanar, y en parte lo consiguió. Pero se fue viva al descanso y no concedió una segunda oportunidad. Al final, los muchos aficionados solaneros que acompañaron al equipo despidieron a sus gladiadores entre aplausos mutuos.

         Esta victoria consolida a La Solana en la tercera plaza, aunque todavía sin posibilidad de activar el DRS con Zona 5 y La Gineta, que parecen imparables. La “ilusión amarilla” sigue creciendo, aunque la clave será que la vista no se nuble ante tanta pasión.

         El próximo domingo llega el CF Piedrabuena, un enemigo de cuidado que viene de despachar al Tomelloso y echa el aliento a los solaneros en la nuca. La Moheda arde en deseos de que llegue la hora. La afición está motivada y se espera una nueva fiesta en la grada desde el punto de vista del ambiente. El viento da de espalda y hay que aprovecharlo. Con la humildad por bandera, por supuesto.

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