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La ciudad

 

Baloncesto permanencia equipo-

Los jugadores y el cuerpo técnico posan felices al término del partido                                               Foto: GACETA

         Aurelio Maroto

         Sueño cumplido. El CB La Solana se graduó cuándo y como tenía que hacerlo. Derrotó, o mejor destrozó, al Almagro en la vuelta de la promoción de descenso y selló su permanencia en 1ª Autonómica, un hecho nada orgulloso si no fuera por las circunstancias. Y es que La Solana ha competido con el equipo más joven de la categoría, y quizás de muchas categorías. Los chavales de Ángel Crespo, con una media de 16 años, han competido como leones esta temporada, aguantando chaparrones muchos sábados y navegando en la cola de la clasificación. Pero su progresión ha sido fantástica y, llegado el momento de la verdad, han dado la talla.

         El pabellón “La Moheda” vivió una fiesta este sábado. La afición solanera, siempre leal cuando la ocasión lo exige, creó un ambiente magnífico y llevó en volandas a los suyos durante todo el partido. Había que remontar dos puntos del partido de ida y los amarillos comenzaron a arrear pronto. Una defensa aguerrida y una buena selección de tiro en ataque fueron suficientes para abrir brecha poco a poco en el electrónico.

         La diferencia superaba los veinte puntos al principio del tercer cuarto, una losa insalvable para los encajeros, incapaces de anotar con la facilidad que lo hicieron una semana antes y ametrallados por los triples de Pablo, inconmensurable desde 6,25. El último cuarto fue un paseo militar a modo de fin de fiesta perfecto.

         Cuando la bocina sonó se desató el júbilo, con invasión de niños a la pista incluida. El público, puesto en pie, ovacionó a los jugadores mientras el entrenador visitante, en un gesto de hombría, también aplaudía brazos en alto a la afición solanera. Entonces aparecieron las camisetas blancas con las palabras “ánimo Fernando”, en alusión a Fernando García Alhambra, entrenador del junior y pieza clave en la pujanza de la cantera, que se recupera de una operación en el pie. Entre tanto, el entrenador Ángel Crespo, se preparaba para la ducha antes de atender a la prensa local.

         El “míster” no pudo ocultar su alegría ni su emoción. En resumen, vino a decir que con este grupo de chavales da gusto trabajar por su nivel de compromiso, y que merece la pena seguir luchando por ellos y por el futuro del baloncesto local.

En verdad, es difícil encontrar un ambiente mejor para una simple promoción de descenso. Pero la afición ha sabido valorar la situación lo ha interiorizado como un homenaje a esta pandilla de adolescentes. Para ellos, ha tenido tanto o más sabor que un ascenso. Enhorabuena, chavales.

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