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La ciudad

Copia de At.Madrid fiesta plaza

Así vivieron los atléticos solaneros el título europeo en la Plaza Mayor                                              Foto: GACETA

  Aurelio Maroto

     La fiesta tenía que ser rojiblanca, sí o sí. Pero la gabarra deberá esperar para navegar por Bilbao por que el tridente de Neptuno se encargó de pincharla. En realidad, más que Neptuno fue un tal Radamel Falcao, un tigre que anduvo suelto por Bucarest y cuyos zarpazos acabaron con la ilusión, la tremenda ilusión de la gente del Bocho.

     La Solana no fue ajena a la final de la Europa League, que ganó el At. Madrid por un rotundo 3-0. Las sedes de la peña Tal y Tal y de la peña Dani Los Leones se conjuraron para animar a los suyos desde la distancia. Cuando los goles comenzaron a llegar, es fácil imaginar el contraste entre el bullicio de la peña "india" con el silencio sepulcral de la peña bilbaína.

     Minutos después de que el árbitro pitara el final del partido y el capitán atlético levantara la Copa, los cláxones comenzaron a sonar por las calles solaneras. Banderas al viento, cánticos y mucho ruido presidieron la celebración colchonera. Los coches entraron sin permiso policial a la Plaza Mayor (había que entender la exclusividad del momento) y un rondo copó el centro para exhibir la alegría del campeón. Gritos de ¡Atleti, atleti!, alabanazas al Cholo Simeone, alusiones "eróticas" de Neptuno sobre Cibeles y otros cánticos fueron coreados sin cesar, dejando algunas gargantas con un hilo de voz. Los más jóvenes hicieron explotar petardos y encendieron bengalas. Pero ningún riesgo, por que este sí lo era, provocó incidentes.

     Al final, los atléticos disfrutaron de su noche triunfal mientras el rugido del león se apagaba entre las sábanas. Es la ley del fútbol, y de cualquier deporte, cuando llega una final. Tal vez sea inútil en momentos así dar la enhorabuena a los hinchas solaneros del Athletic. Pero lo que ha logrado su equipo es histórico, sin perjuicio de que todavía les queda un cartucho en la recámara: la final de la Copa del Rey.

     Sea como sea, el fútbol volvió a ser la mejor anestesia contra la que está cayendo. En algo tendremos que parapetarnos.

    

    

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