Los atléticos solaneros se echaron a la calle para celebrar el tÃtulo de la Europa League
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Publicado: 10 Mayo 2012
Asà vivieron los atléticos solaneros el tÃtulo europeo en la Plaza Mayor                        Foto: GACETA
 Aurelio Maroto
    La fiesta tenÃa que ser rojiblanca, sà o sÃ. Pero la gabarra deberá esperar para navegar por Bilbao por que el tridente de Neptuno se encargó de pincharla. En realidad, más que Neptuno fue un tal Radamel Falcao, un tigre que anduvo suelto por Bucarest y cuyos zarpazos acabaron con la ilusión, la tremenda ilusión de la gente del Bocho.
    La Solana no fue ajena a la final de la Europa League, que ganó el At. Madrid por un rotundo 3-0. Las sedes de la peña Tal y Tal y de la peña Dani Los Leones se conjuraron para animar a los suyos desde la distancia. Cuando los goles comenzaron a llegar, es fácil imaginar el contraste entre el bullicio de la peña "india" con el silencio sepulcral de la peña bilbaÃna.
    Minutos después de que el árbitro pitara el final del partido y el capitán atlético levantara la Copa, los cláxones comenzaron a sonar por las calles solaneras. Banderas al viento, cánticos y mucho ruido presidieron la celebración colchonera. Los coches entraron sin permiso policial a la Plaza Mayor (habÃa que entender la exclusividad del momento) y un rondo copó el centro para exhibir la alegrÃa del campeón. Gritos de ¡Atleti, atleti!, alabanazas al Cholo Simeone, alusiones "eróticas" de Neptuno sobre Cibeles y otros cánticos fueron coreados sin cesar, dejando algunas gargantas con un hilo de voz. Los más jóvenes hicieron explotar petardos y encendieron bengalas. Pero ningún riesgo, por que este sà lo era, provocó incidentes.
    Al final, los atléticos disfrutaron de su noche triunfal mientras el rugido del león se apagaba entre las sábanas. Es la ley del fútbol, y de cualquier deporte, cuando llega una final. Tal vez sea inútil en momentos asà dar la enhorabuena a los hinchas solaneros del Athletic. Pero lo que ha logrado su equipo es histórico, sin perjuicio de que todavÃa les queda un cartucho en la recámara: la final de la Copa del Rey.
    Sea como sea, el fútbol volvió a ser la mejor anestesia contra la que está cayendo. En algo tendremos que parapetarnos.
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