Los jugadores amarillos se conjuran para seguir liderando la clasificación

             Aurelio Maroto

            Cualquiera hubiera firmado un comienzo así. El CF La Solana está cumpliendo los pronósticos con creces y camina firme hacia un objetivo tan claro como todavía lejano: volver a Tercera División. Se construyó un equipo para lograrlo y, de momento, las cuentas salen. En seis partidos, seis victorias, algunas con enorme solvencia y otras con la capacidad de sufrimiento que cualquier favorito debe asumir.

            Por La Moheda resuena con fuerza la sentencia de Kiko Vilches cuando firmó su renovación: “El objetivo es ascender, sí o sí”. El técnico madrileño caminará clavado a esa cruz toda la temporada, consciente de que, en fútbol, dos y dos no siempre son cuatro. Pero toca disfrutar de un arranque espectacular, el mejor que se recuerda, y a la vez apretar el trasero cada domingo. La plantilla es muy completa y está plagada de futbolistas que también destacarían en Tercera División, razón más que suficiente para trabajar la mejor virtud posible en casos así: la humildad.

            Por eso, el CF La Solana se ha conjurado para el partido del próximo domingo, consciente de su importancia. Llega el gran clásico comarcal, el duelo entre eternos rivales; un La Solana-Manzanares que reúne todos los ingredientes posibles. El líder inmaculado contra otro candidato a todo. Un combate que, aunque llega temprano, siempre deja secuelas, buenas o malas.

            Kiko Vilches no oculta –no puede- que La Solana parte como favorita, por clasificación y por factor campo. Sin embargo, es plenamente consciente de que enfrente tendrá un adversario a su altura, con capacidad de asaltar La Moheda. “Tiene muy buenos jugadores, con veteranía y experiencia en Tercera División; es un equipo peligroso al que respetamos de igual a igual”, ha declarado a Radio Horizonte.

            Espera un partido de máxima intensidad, con dos equipos que saldrán extramotivados. Otra cosa será ver la disposición táctica y las intenciones de ambos, que podría derivar en un encuentro más vivo o más contenido. La Solana está un poco más obligada a dejarse ver. Por algo lidera el grupo y por algo juega delante de su afición, ansiosa por ver el desempeño de los suyos en un duelo de esta naturaleza. “Sabemos que habrá mucha gente y no queremos defraudar, pero tenemos que saber gestionar el partido y adaptarnos a su desarrollo”, aclara Vilches.

            Se da por hecho que La Moheda registrará una gran entrada. La hinchada amarilla quiere fútbol y lo está demostrando, dentro y fuera, como sucedió el domingo pasado con una presencia masiva en Campo de Criptana. Naturalmente, también se espera un importante desplazamiento de aficionados manzanareños, conscientes de que La Moheda puede marcar un punto de inflexión para los franjiblancos.

 

Imagen del último La Solana-Manzanares en Preferente (8 octubre 2017)

Un crisol repleto de batallas

            La historia entre ambos equipos es un crisol repleto de batallas, unas más épicas que otras, pero todas interesantes. Las más recientes con resultado desigual. Hace justo un año, La Solana derrotó 3-0 al Manzanares en el estreno de temporada en Tercera División. De poco sirvió porque ambos acabaron descendiendo. Y, ojo, el último ejemplo en Regional Preferente fue el 8 de octubre de 2017, con victoria del Manzanares por 0-1 tras un desgraciado gol de Juan en propia meta al rebotarle un despeje del portero Manolo. De aquel equipo quedan media docena de jugadores: Sancho, Mini, Juan, Almarcha, David Sevilla, Raúl Delgado (además del lesionado Juli). En aquel Manzanares estaban Monreal y Josema. Esa temporada, La Solana acabó ascendiendo tras lograr 77 puntos y ganar la promoción, mientras que el Manzanares quedó cuarto con 57 puntos. Cualquier aficionado amarillo firmaría el mismo guión, aunque a ser posible sin repetir el disgusto de hace justo cuatro años.

            Llegados a este punto, conviene tirar de mantra. Es menester que La Moheda sea una fiesta del fútbol comarcal, que las dos aficiones se abracen, que animen a los suyos y que gane el mejor, o el que más suerte tenga. Nada más merece la pena. Alea jacta est.