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La ciudad

A hombros

La terna salió a hombros por la Puerta Grande                       Foto: GACETA

Gabriel Jaime

Ignacio Olmos y Víctor Hernández, se adjudicaron (ex aequo) el I Certamen de Novilladas ‘Villa de La Solana’. El daimieleño Carlos Aranda también cuajó una notable actuación cortando tres orejas y poniendo muy reñida la gran final. El coso de la calle Alhambra vivió una gran tarde de toros por la extraordinaria labor de los jóvenes espadas y el juego de los novillos de Martín Carrasco.

La terna ya había presentado sus credenciales el día anterior en la semifinal. Todos querían alzarse con el triunfo en el concurso que tuvo a las cámaras de Castilla La Mancha Televisión como testigos. Un escaparate a nivel regional que puede abrir más oportunidades y nuevos paseíllos en otras plazas de toros. Los avezados espadas mostraron mucha seriedad y escuela taurina. La ilusión y las ganas completaron los ingredientes de la coctelera para brindar a la afición un vistoso y artístico espectáculo que dejó nueve orejas y un rabo en los esportones.

El encierro de Martín Carrasco fue noble en líneas generales. El ganado estuvo bien presentado y mostró un juego desigual. Los novillos resultaron manejables, aunque con matices. El lote de Víctor Hernández fue la prueba evidente, con un tercero soso y descastado, y un sexto para enmarcar que fue premiado con la vuelta al ruedo. Toda la novillada fue llevada una vez al piquero y banderilleada con dos pares, ya que su justa fuerza no permitió más alardes. En cualquier caso, el encierro cumplió y sirvió para el lucimiento de los promesas.

Carlos Aranda

Carlos Aranda ejecutando un derechazo de rodillas                    Foto: GACETA

Carlos Aranda, tres orejas y un susto

Abrió la tarde Carlos Aranda, que no terminó de acoplarse con el capote. El daimieleño inició su faena de muleta con ayudados muy toreros para sacar al enemigo a los medios. Pronto conectó con los tendidos en una actuación de mucho temple y ligando muy despacio por ambos pitones, aunque algo mejor por el derecho. Serio, elegante y seguro se mostró el espada. El novillo acudía al engaño con cierto son y el joven maestro supo darle los tiempos. El epílogo fue una tanda de rodillas con un Aranda muy entregado. Una gran estocada le otorgaría las dos primeras orejas y poner el listón alto a sus compañeros.

En el cuarto estuvo más decidido con el percal y muy aseado con la franela. El novillo no tenía el gas que su hermano anterior y Aranda tuvo que cuidarlo ante su anodina embestida. Hubo cierta templanza y especialmente maestría para sacar de su sitio al de Martín Carrasco. Faena suave y reposada en el toreo en redondo y con un pitón izquierdo algo más potable. Las ganas y los recursos del joven espada contribuyeron al lucimiento. Remató con ayudados y manoletinas antes de entrar a matar. En uno de los embroques recibió un fuerte golpe con el pitón que, por fortuna, no llegó a perforar. Sólo quedó en el susto. Dos pinchazos, estocada y descabello pusieron fin a su actuación. Cortó otra oreja.

Ignacio Olmos

Ignacio Olmos demostró ser un consumado estoqueador                          Foto: GACETA

Ignacio Olmos, temple y gran matador

Ignacio Olmos saltó al albero con muchas ganas, recibiendo con larga cambiada y estirándose después con decisión y desparpajo. El novillero estuvo muy por encima de su oponente en todo momento, un novillo con poca fuerza, muy soso y gazapón, que le costaba embestir. El de Mora se entregó con fases de buen toreo tirando del animal. Toreo de quietud por la poca colaboración del novillo y jugándose el tipo entre los pitones. Destacó la capacidad de sometimiento y el estoconazo que le valieron las dos primeras orejas.

El quinto tampoco fue mejor, y no quiso favorecer la entrega de Olmos. Un astado soso y sin transmisión que entraba al trapo a regañadientes. La receta del maestro fue tirar suavemente del novillo y templar. El aspirante se mostró sobrio y lo sometió por ambos pitones marcando los tiempos. El resultado fue un tejido de pases muy artísticos, consiguiendo la ligazón con clase y elegancia. Mató de gran estocada y sumó otras dos orejas en el esportón.

Víctor Hernández

Víctor Hernández toreando con la derecha                 Foto: GACETA

Víctor Hernández triunfó al natural

Víctor Hernández lidió el lote más desigual, con un tercero muy rajado y un sexto de carril. En su primera actuación, peleó por una faena de quiero y no puedo ante un enemigo suelto de principio a fin y sin ganas de pelea. El novillero de Los Santos de Humosa (Madrid) lo intentó y puso voluntad, aunque no encontró el lucimiento ni el premio ante la apatía del astado. Dos pinchazos y estocada finiquitaron el ‘regalito’. La cosa terminó en ovación con saludos.

Con este pobre bagaje volvió a saltar al albero para intentar la proeza y tener opciones de ganar el certamen. Las tres orejas de Carlos Aranda y las cuatro orejas de Ignacio Olmos, convertían la empresa en misión imposible. Víctor Hernández confió en sus posibilidades y se encomendó al mejor novillo de la tarde. Pronto hicieron buenas migas. El madrileño metió al burel en la capacha y al público en el bolsillo con una faena basada en el toreo al natural. Dibujó varios naturales muy hondos y llenos de sensibilidad, inmortalizando a veces, varios carteles de toros. Ofreció una clase magistral del toreo al natural y se emborrachó de gloria ante la insistente y alegre embestida del de Martín Carrasco, que llegó hasta su último momento con la boca cerrada. Noble y con clase el astado y faena de mérito para el promesa que puso al público en pie al grito de ‘torero’ ‘torero’. Un estoconazo fulminante puso la guinda, cortando las dos orejas y el rabo. El novillo fue premiado con la vuelta al ruedo.

Al final del festejo, el jurado calificador decidió que Ignacio Olmos y Víctor Hernández fuesen los ganadores, ex aequo, del I Certamen de Novilladas ‘Villa de La Solana’. Los tres espadas salieron a hombros por la empinada Puerta Grande del coso ante la ovación de un público que ocupó algo más de un tercio de plaza.

Momentos destacados

Destacar el extraordinario comportamiento de la afición, cada vez más entendida y respetuosa, con un silencio sepulcral en el momento de la suerte suprema. Unos tendidos que también ovacionaron a los toreros de plata y azabache cuando banderillearon con lucimiento, obligándoles a saludar montera en mano. Resaltar también al personal del servicio de la plaza de toros para tener el ruedo en perfectas condiciones y aclimatarlo con celeridad a través del riego y el encalado de la raya del tercio de varas. Sobresaliente, una vez más, la Banda Municipal de Música, que interpretó un completo y variado repertorio de pasodobles taurinos muy a gusto del respetable y de la terna.

El I Certamen de Novilladas ‘Villa de La Solana’ ya ocupa una nueva página en la historia de la tauromaquia local. Si la empresa repite y mantiene su compromiso anunciado, queda convocada la segunda edición para las próximas ferias y fiestas de Santiago y Santa Ana 2022.

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