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Ana Isabel García-Cervigón durante un estudio

            Paco del Olmo

            Ana Isabel García-Cervigón ha codirigido un estudio científico sobre la interacción de dos especies plantas en relación al clima de Belinchón, Cuenca. García-Cervigón es doctora en conservación y uso sostenible de los sistemas forestales, además de docente e investigadora en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Esta investigación académica ha sido publicada el pasado 11 de febrero.

            La investigadora, muy vinculada a La Solana y a la vecina localidad de San Carlos del Valle, ha sido partícipe en este estudio en el que durante más de 9 años se recopilaron datos. “Un compañero comenzó a realizar un seguimiento anual de la población de estas especies, y vimos que había casi 10 años de datos con los que podríamos contar una historia” declaró García-Cervigón en una entrevista concedida a Radio Horizonte. El lugar elegido es Belinchón, un pueblo de la provincia de Cuenca cercano a Tarancón, que reúne una serie de características especiales, pues la composición del suelo tiene un alto contenido de yeso y es una zona semiárida.

El objeto de estudio de esta investigación ha estado centrado en dos arbustos que reciben el nombre de boja, Lepidium subulatum, y la jarilla de escamas, Helianthemum squamatum, dos vegetales que conviven e interactúan según las condiciones climáticas. “Aunque parezca que no, en estas zonas viven plantas que tienen unas características especiales para poder sobrevivir” ha afirmado la investigadora. El objetivo, según comentaba García-Cervigón, era observar cómo reaccionan y se relacionan las poblaciones de las especies frente al clima de cada año, si germinaban nuevas plantas, si se mantenían un número similar o si desaparecían. Esto les ofreció un resultado curioso, pues en una situación climática una de las plantas perjudicaba a la otra, mientras que cuando se producía la situación inversa no había perjuicio entre ellas.

            Con los datos recolectados podían predecir, a través de simulaciones, cómo evolucionarán las poblaciones de estos vegetales en función de unas características climáticas programadas a través de ordenador. “Existen pocos estudios de este tipo, y esperamos que el impacto, a nivel científico, sea bastante importante” afirmó la investigadora, ya que la cantidad de datos les permitían elaborar unos modelos complejos. “Nuestro estudio es en una población pequeña, pero estos modelos se podrían utilizar en con otras especies y en otras zonas más amplias para predecir, por ejemplo, situaciones desde la actualidad hasta 100 años vista” comentó García-Cervigón, quien remarcó la importancia de estas investigaciones, en tiempos donde el cambio climático está muy presente, y que podrían dar ciertas pistas del panorama que podremos encontrar en un futuro si las tendencias se mantienen como están.

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