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Un momento de la función en el Tomás Barrera

Escena de 'Opera Locos' este sábado en el Tomás Barrera                                                      Foto: GACETA

         Aurelio Maroto

        La puesta en escena fue toda una declaración de intenciones. Sonó el célebre Va pensiero, de la verdiana Nabucco, para abrir boca. Cinco grandes solistas acompañaron la música enlatada, pero con voz en directo. Ese quinteto es el que da vida a ‘Ópera Locos’, una de las muchas creaciones de Yllana, que llegó al auditorio Tomás Barrera como símbolo que algo está cambiando, quizás.

        Por fin se reabrió el principal espacio escénico de La Solana y qué mejor que con el sello Yllana, que tantas veces ha llenado de humor gestual y calidad interpretativa los escenarios solaneros. Esta vez llegaba con este disparatado espectáculo de canto lírico y gags sobre las tablas. Sólo pudieron entrar alrededor de 150 espectadores en un patio de butacas repleto de cintas y asientos cegados para garantizar la distancia de seguridad. Una situación que ya es familiar para muchos artistas, aunque admiten que no acaban de acostumbrarse del todo.

     Así lo decía el tenor Jesús Álvarez, que volvía a La Solana tras cantar Los gavilanes hace dos años en la Semana de la Zarzuela, como él mismo recordaba. Pero esta vez llegaba con una función completamente diferente, aunque con un mismo fin, “acercar la ópera a todos los públicos”.  “La ópera es una gran desconocida y con este montaje demostramos que puede gustar y ser accesible a todo el mundo”, decía el solista alicantino.

Otro momento de la actuación en La Solana

Otro momento de la función en La Solana                                                                                  Foto: GACETA  

   La actuación fue muy del agrado del público, que fue calentando poco a poco a medida que la función avanzaba. Finalmente, la ovación cerrada exhibió el favor del respetable, que premió así el formidable trabajo escénico y la calidad vocal e interpretativa del quinteto que salió a escena.

     Jesús Álvarez, consciente de que ‘no son buenos tiempos para la lírica’, reclama mayor flexibilidad para el mundo de la cultura y la celebración de actividades escénicas. “Hay mucha gente que vive de esto y está demostrado que el teatro es seguro si se cumplen las medidas pertinentes”.

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