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Misa Santiago público

Aspecto de la parroquia durante la misa solemne al patrón                                                          Foto: GACETA

               Aurelio Maroto

            La Solana rindió culto a su patrón, Santiago, la mañana del 25 de julio. Lo hizo a través de una misa solemne marcada por las circunstancias especiales que atravesamos. La parroquia de Santa Catalina lucía las galas de siempre, con la cruz santiaguista repartida en banderolas, estandartes y adornos florales, pero con menos fieles de lo habitual por razones lógicas.

            Aun así, casi todos los bancos se ocuparon, con un máximo de tres personas para respetar la distancia, mascarilla obligatoria y voluntarias a la entrada ofreciendo gel hidroalcohólico. En las primeras filas se encontraban, por un lado, las autoridades municipales con hasta 8 concejales encabezados por el alcalde, Luis Díaz-Cacho; al lado, la Junta Directiva de la Hermandad de Santiago, organizadora de la eucaristía. Y detrás, representantes de cofradías y asociaciones religiosas de la ciudad, junto al resto de feligreses. A la derecha del altar mayor, la imagen del Apóstol presidiendo la ceremonia.

Misa Santiago

Durante la homilía, el párroco, Benjamín Rey, aludió a este momento de dificultad y pidió fijarse en tres etapas de la vida de Santiago, que utilizó como metáforas. “Harto y cansado del camino en la evangelización, se rindió, y en el Pilar de Zaragoza dijo a la Virgen ‘ya no puedo más’, pero le dio nuevas fuerzas”. “Santiago tiene que inspirarnos en medio de los problemas”, dijo respecto a este primer ejemplo. En su papel de peregrino, añadió que Santiago disfruta del camino pero no se instala en él. “El buen peregrino ni cogerá las flores ni temerá a las fieras; pensemos en el destino final”. Por último, pidió fijarse en el patrón como dador de vida. “Fue el primer apóstol que dio la vida por Cristo; tenemos que pasar por el mundo dando vida”.

Después, en el momento del ofertorio, se realizó la de cofradías, hermandad es y asociaciones al Patrono, aunque en esta ocasión no se depositó la medalla a sus pies, sino que realizaron una inclinación de cabeza. El coro de la parroquia intervino en diversas partes de la celebración, en la que se entregaba el báculo de damas de la hermandad de Santiago a Juana Prieto Arroyo, a título póstumo, siendo recibida por su esposo, Gabriel Jaime, de manos del vicepresidente Diego Martín-Albo.

Al término de la ceremonia religiosa no hubo procesión, como ya se había anunciado, y también se suspendió el tradicional vino de honor en el patio de la Casa de la Iglesia.

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