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Virgen Esperanza antigua junto al Cristo del Amor

Imagen de la Virgen de la Esperanza antigua junto al Cristo del Amor             Foto: GACETA

           Aurelio Maroto

            Casi sin querer, la cofradía de la Santa Vera Cruz ha logrado despertar un renovado interés por su advocación a la Virgen de la Esperanza. El traslado al taller de la imagen que actualmente desfila en la procesión del Jueves Santo, a fin de ser restaurada, ha hecho recuperar la antigua talla, que desde este viernes se puede visitar en la capilla del Cristo del Amor.

La particularidad es que se trata de una imagen que fue rescatada de la misma capilla el 24 de julio de 1936 y envuelta en una estera de pleita, seguramente evitando su destrucción. Permaneció escondida hasta después de la guerra, cuando comenzó a procesionar como Dolorosa con la Hermandad del Sepulcro hasta el año 1968. Después pasó a vestir el nuevo manto verde de la Esperanza, desfilando bajo palio entre 1969 y 1992, cuando fue definitivamente retirada de las salidas procesionales. Permanecía guardada en las dependencias de la propia ermita, bajo custodia de la Vera Cruz, y ahora vuelve a exponerse al público en tanto regrese la talla titular, que ha sido trasladada a Puerto Real (Cádiz) para una restauración que durará varios meses.

La presidenta de la hermandad, Mari Cruz Jiménez, ha reconocido que mucha gente, sobre todo de avanzada edad, preguntaba por la talla antigua, a sabiendas de su peculiar historia. Pero ha sido ahora cuando ha podido salir de nuevo para servenerada por los fieles. Tiene un tamaño más reducido y viste el manto verde oscuro con el que desfilaba como Esperanza. “La gente no para de venir y se nota que los más mayores se acuerdan más de ella”, señala.

Mientras, la hermandad ha comenzado a echar cuentas para sufragar el coste de restauración de la imagen titular, que no será poco. La presidenta no da cifras porque el presupuesto no está cerrado. “Hasta que no se culmine la restauración no sabremos lo que va a costar”. Aparte de los arreglos interiores, también actuarán en cara y manos, renovando la policromía y afinando los rasgos faciales. Hasta su vuelta, la pequeña talla que sobrevivió milagrosamente a la guerra volverá a tener su cuota de protagonismo.

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