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 Ricardo Fernández del Moral

Ricardo Fernández del Moral conquistó al público solanero       Foto: GACETA

Gabriel Jaime

El artista daimieleño Ricardo Fernández del Moral inundó la Plaza Mayor con su cante genuino y personal. La velada mezcló el flamenco más puro con adaptaciones aflamencadas de otros géneros musicales, en una completa actuación que refrendó su excepcional momento.

El intérprete volvió una vez más a La Solana, donde tantas veces había actuado como subalterno acompañando a otros artistas, pero ahora convertido en máxima figura. Su consagración en el Festival Internacional del Cante de Las Minas, le doctoró y encumbró, catapultándole a la cima del flamenco por la puerta grande. Quedó escrito para la historia su apoteósico triunfo en la 52 edición del famoso certamen, adjudicándose el galardón más preciado del mundo del flamenco (La Lámpara Minera), y alzándose como vencedor de cinco premios. Algo inaudito hasta entonces, siendo también el único que no necesitó de guitarrista para acompañar los cantes. Como decimos por estos lares “él se lo guisa y él se lo come”.

El artista interpretó un variado repertorio en el que mezcló algunos de los palos que fueron premiados en el Festival de Las Minas con otras adaptaciones de copla al flamenco y algunas versiones de otros géneros. La actuación también sirvió para presentar algunos de los temas incluidos en su disco “Yo sólo”, que fue presentado hace escasamente un mes, un trabajo que está dejando muy buenas sensaciones.

La Plaza Mayor fue testigo de una soberbia faena llena de embrujo, arte y pundonor. El espectacular chorro de voz de Ricardo Fernández del Moral se fusionó con la guitarra española, en una simbiosis sublime. A fin de cuentas, es el único profesional que canta y toca la guitarra a la vez, lo que le convierte en un artista realmente extraordinario. Cuatro sensacionales bailaoras y el sonido de las palmas, aderezaron la brillante actuación del daimieleño.

Reconoció sentirse a gusto en La Solana, recalcando la gran afición al flamenco en la localidad y dedicando el primero de sus temas a todos los cantaores de la zona. Después de haber actuado en Jerez, Madrid y en algunos países de centro Europa, el artista señaló sentirse a gusto en La Mancha, destacando la “flamencura” de esta tierra y más concretamente de la provincia ciudarrealeña.

En declaraciones a la prensa local, confesó vivir un tiempo dulce al igual que el arte que domina con maestría, indicando que el flamenco también vive un gran momento porque ha sido reconocido por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, estando actualmente al alcance de todo el mundo. Ricardo Fernández del Moral está aportando su personalidad al flamenco dando un toque distinto al resto de cantaores y recuperando algunos palos en decadencia. Así lo aseguró a la prensa, esperando continuar en la senda de los éxitos en diferentes lugares de la geografía mundial.

Aquel “Niño Ricardo” que acompañaba con su guitarra a otros cantaores, se hizo hombre para ocupar un puesto de privilegio en el escalafón del flamenco. La Solana fue su última conquista, con un apoteósico triunfo al más puro estilo torero. ¡Suerte maestro!.

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