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FF gol    

Las jugadoras celebran el primer gol ante el Rayo                             Foto: Sebas Candelas

     Aurelio Maroto

    El Herbalife FF La Solana acaricia la promoción de ascenso a 1ª División. Todos habían marcado a fuego el partido del domingo contra el Rayo Vallecano B como el punto de inflexión, y se ganó. Ahora, comparte liderato con las vallecanas (que no pueden jugar la promoción al ser filial) y mantienen la distancia de 6 puntos respecto a sus dos principales perseguidoras, Pozuelo de Alarcón y Madrid CFF. La direferencia es que las amarillas ya se han quitado de encima al gallo principal y queda una jornada menos. Además, el puñetazo en la mesa ha sido importante.

      La victoria del domingo, además, tuvo un sesgo épico. La Solana jugó en inferioridad desde el minuto 15 por expulsión de su portera, Yoli, con el agravante de que en el banquillo no había guardameta suplente. Marina Domínguez se puso los guantes, se colocó bajo palos... y acabó graduándose porque lo hizo realmente bien. Jugando con diez, La Solana aguantó con estoicismo las acometidas rayistas, incapaces de hacer daño a la sólida defensa local. En la segunda parte, una jugada de barullo en el área visitante acabó con un disparo al palo corto de Mayte. Gol y delirio en La Moheda. 

      Con 2-0, el FF La Solana profundizó en su trabajo de erizo, sacando balones a destajo ante un Rayo desesperado que tampoco ofrecía excesivos argumentos en su juego de ataque. Marina sacó una gran manopla en un centro chut que entraba y detuvo un rebote del poste. Fueron las ocasiones más claras, y las únicas, de las vallecanas hasta el final del partido. Tras el pitido final de Sevilla Lérida, todo el equipo se fundió en un abrazo y comenzó a celebrar la victoria con enorme intensidad. No era para menos. La afición, encantada, despidió a las jugadoras con una sonora ovación.

     Con una sonrisa de oreja a oreja acudía Juan Carlos Peñalver a la llamada de los medios locales. No ocultó su satisfacción y admitió que habían dado un paso de gigante. Felicitó a sus jugadoras por el compromiso exhibido, traducido en un desgaste físico descomunal. Sin embargo, intentaba poner sosiego en tanta revolución, y recordaba que no hay nada conseguido. Quedan cuatro partidos, que serán cuatro finales. Es verdad que el equipo depende de sí mismo, incluso tiene margen de error, pero cualquier traspié podría apretar mucho las cosas de nuevo. Por eso, sólo piensa en ganar en Zamora el próximo domingo, y luego viajar a Tres Cantos, dos semanas después, a por el triunfo.

      En definitiva, ahora es cuando la cabeza necesita estar más fría que nunca. La gloria está cerca, pero también lejos. Lo importante es que se ve.

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