Alfonso Serrano, secretario local de UPA        Foto: GACETA

       Aurelio Maroto

         Las bodegas se las ven y desean para absorber toda la uva que les está llegando. Definitivamente, no se recuerda una cosecha con tanta cantidad, hasta el punto que los depósitos están colapsados y los sinfines no dan abasto a molturar. Sin embargo, todos confían en que la totalidad de la uva acabe en su lugar natural de destino.

         “Están saliendo uvas hasta debajo de las piedras”. Con esa expresión tan popular resumía el secretario local de UPA, Alfonso Serrano la extraordinaria cantidad de kilos de este año, “nadie esperaba esto, algunos agricultores van a duplicar o triplicar su cosecha”. Hay viñas de secano que están dando más uvas que nunca, y las lluvias de septiembre, lejos de perjudicar, han ayudado a engordar más aún el fruto. Menos mal que ha dejado de llover, porque ha permitido agilizar la vendimia.

         Alfonso Serrano cree que en un par de semanas ya quedará muy poca uva por coger. De hecho, en La Solana hay cuadrillas que ya están terminando y probablemente se unirán a otras más retrasadas para acabar antes. De momento, la temida pudrición no está afectando mucho, “tan sólo en los barrancos y cañadas, pero en esas zonas ya hay pocas cepas”.

         El dirigente agrario admite la dificultad de las bodegas y cooperativas para atender tal demanda, “las cisternas no paran de salir y entrar sacando mosto”. La cooperativa Santa Catalina, por ejemplo, ha emitido un comunicado pidiendo a sus socios fijar los kilos que van a llevar a partir de este miércoles. En Bodegas Romero de Ávila Salcedo hay colas de tractores esperando descargar. A pesar de todo, Serrano cree que no se quedará uva sin molturar.

         Eso sí, afirma que los agricultores hubieran preferido una cosecha como la del año pasado, con menos uva pero mejor precio, “es posible que al haber más uva compense algo la caída del precio, pero también hay más gastos de producción”.