El grupo Rosa del Azafrán infantil en plena actuación                                                            Foto: GACETA

               Gabriel Jaime

La Plaza Mayor albergó una de las actividades clásicas de feria a través del XXIII Festival Nacional de Folklore “Villa de La Solana”, que reunió a grupos de Burgos y Toledo junto a la agrupación local. La cita sirvió para mostrar la gran calidad artística de los conjuntos participantes en una intensa velada seguida por numeroso público.

La Agrupación Folklórica “Rosa del Azafrán” organizó una nueva edición de su festival nacional, invitando esta vez al Grupo Folklórico “Sherezada” de Fuensalida (Toledo) y al Grupo Folklórico “Familia Castellana” de Miranda de Ebro (Burgos). Todos interpretaron lo mejor de sus repertorios, dejando patentes sus señas de identidad en torno a la música y al vestuario. Los conjuntos manchegos tuvieron ciertas similitudes, si bien el grupo burgalés mostró más diferencias, tanto en el baile, como en la música, apoyados con los sonidos autóctonos de la dulzaina y el cajón. Así lo indicaron las directivas de la agrupación organizadora a la prensa local.

Maria del Carmen Salcedo y María José Gertrudis, secretaria y vocal respectivamente del colectivo anfitrión, hablaron de las diferencias y semejanzas con respecto a los grupos invitados recalcando su calidad, asegurando que también acudirán a la llamada de éstos en sus lugares de origen para devolverles la visita correspondiente.

Durante el acto, también se intercambiaron una serie de regalos entre los grupos participantes, símbolo del hermanamiento que se realiza entre los conjuntos. Además, los colectivos tuvieron la oportunidad de visitar diversos lugares emblemáticos como las Lagunas de Ruidera y una fábrica de quesos solanera, reforzando así la convivencia entre todos.

Las jóvenes directivas de la Agrupación Folklórica “Rosa del Azafrán” indicaron que están trabajando con mucha ilusión para mantener la filosofía del grupo, subrayando que hay mucho gusto por el folklore en la localidad. Buena prueba de ello es el medio centenar de chavales que aprenden en la escuela de la asociación, convirtiéndose así en una buena cantera para el grupo. Precisamente el grupo de la escuela local fue el encargado de abrir el festival con la interpretación de cinco piezas, cerrando el acto el conjunto organizador.