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     Aurelio Maroto
     Ángel Izquierdo todavía se pregunta cómo un jugador tan veterano pudo hacer eso en esa situación. En efecto, el defensa Pitu, que estaba cuajando un partido soberbio como improvisado central, cometió una falta tan ridícula como innecesaria. Era el minuto 95 y La Solana ganaba 1-2. Fruto de esa falta lateral llegó el empate a dos y la decepción tras una victoria que se buscaba como agua de mayo para reivindicarse por fin fuera de casa.
     Fue una pena. La Solana llegaba a Almagro con muchas dudas, no sólo por sus resultados fuera de casa, sino también por las ausencias. No estaba Araque, ni Almarcha, ni José Carlos, ni Mini, futbolistas con peso que dejaron al equipo con lo puesto. Pero los amarillos recetaron un partido muy serio ante un rival excepciomalmente dinámico. El Almagro sorprendió por su movilidad y su velocidad de juego, con jugadores jovencísimos pero descarados y bien arropados por una afición ruidosa y numerosa, como en los viejos tiempos. El partido era exigente y muy físico, y ahí La Solana no se amilanó. Además, Rafa Cortés puso el 0-1 al cuarto de hora y todo comenzó a rodar aún mejor.
     Mientras el Almagro apretaba con desdobles muy rápidos y ayudas constantes, La Solana aguantaba con orden y mucho equilibrio táctico, incluso aventurándose a la contra cuando tenía opción de algún balón robado. Es verdad que el Almagro pudo empatar en un par de acciones, pero los visitantes aguantaron perfectamente para irse con ventaja al descanso.
     La segunda mitad comenzó como la primera, con un Almagro volcado y sin dar tregua. Pero el guión se reescribió a los diez minutos cuando Rafa Cortés buscó petróleo en un balón franco para el meta local y lo encontró. El 0-2 parecía dejar el partido sentenciado, pero no fue así. A los 70 minutos se produce un córner y el Almagro acorta distancias. A partir de ahí, el asedio se esperaba, como también la contra amarilla. Faltó poco para el 1-3, sobre todo en una salida en superiodidad de Cortés que no vio a tiempo a Capelo por el lado contrario, y en un zapatazo de Fran que el portero local sacó con una manopla fantástica. Cuando el tiempo señalaba el minuto 94 llegó la jugada del empate.
     Con todo, La Solana por fin sacó las uñas lejos de La Moheda. Sin hacer un fútbol brillante, sí jugó como se debe hacer en partidos así y ante rivales así, con orden, sacrificio y acierto cuando llegan las ocasiones. Al contrario que en partidos anteriores, los amarillos se mostraron como un equipo sólido, resolutivo cuando había que serlo y contundente cuando hizo falta. Y eso ante un gran rival y en un ambiente hostil. Son partidos que gradúan y los pupilos de Ángel Izquierdo deben haber aprendido de la lección. En todo caso, no podemos decir que el empate fuera injusto. El Almagro de este año en su campo, es mucho Almagro y mereció al menos ese punto. Las cosas como son. Pero los nuestros salieron reforzados, y eso es lo importante. 

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