Imprimir 

Aurelio Maroto

La Solana: Cobos, Juli, Juande, Araque, Jose López, Mini, José Carlos, José Pedro, Capelo, Javi Núñez y Fran. En la segunda parte también jugaron Cíber, Almarcha, Imad, Matías y David Sevilla.

San José Obrero: Mantecón, Borja, Fran, Sabih, Gil, Rubén, Butra, Alex, Agus, Quique y Chele. En la reanudación saldrían Salva, Dani Mora y Chito.

Árbitro: Longuera Sielva. Amonestó al visitante Fran.

Goles: 1-0 m.12 Fran.

         2-0 m.20 Jose López

         3-0 m.33 José Carlos

         4-0 m.50 José Carlos

         5-0 m.54 Fran

Incidencias: Tarde fresca en La Moheda. Cerca de 200 espectadores y césped natural en buenas condiciones. Día del Club.

Comentario: Rara Cortés disfrutó como un niño… desde la barrera. Lesionado, esta vez sus goles no fueron necesarios por que sus compañeros se encargaron de hacerlos olvidar a base de un rico pastel con guindas. Cinco exactamente.

         El temor al San José Obrero era notorio. Sin Rafa arriba y tras el mal trago de una semana antes en Bolaños, había dudas sobre la solvencia amarilla ante con números sólidos. Pero ese temor duró lo que un azucarillo en leche hirviendo. La Solana salió a escena sin corsé, apretando desde el minuto uno y con las ideas muy claras. El resultado fueron dos clarísimas ocasiones para José Carlos en los primeros cinco minutos.

         La primera clave fue la intensidad, condición sine quanon para aplicar segunda: velocidad. Y si a ambas le añades precisión, el cóctel sale resultón. Así fue como La Solana abrió boca. La jugada del 1-0 fue sencillamente sublime. Jose López roba en medio campo, busca en segunda línea a José Pedro, éste alza la cabeza y dibuja un pase interior perfecto a la arrancada de Mini por banda derecha, que centra de primera al segundo palo para que Fran fusile a gol. Una jugada de tiralíneas que conjuga la mejor esencia del fútbol.

         Poco después llegaría el 2-0, la antítesis del gol anterior por acción individual. Una licencia que un jugador como Jose López se puede permitir. Arrancó desde la divisoria y con un cambio de ritmo fabuloso se plantó ante Mantecón, al que también dribló para meter después el balón por el ojo de una aguja. Un golazo.

         En plena vorágine local y ante un San José Obrero incapaz de capear el temporal llegó el tercero. Capelo se fue por enésima de vez de su par y metió el balón a José Carlos. El valdepeñero picó lo justo ante Mantecón y tuvo premio a su búsqueda del gol. En realidad, La Solana fue un vendaval en la primera mitad. Marcó tres goles en juego dinámico, jugando al fútbol sin engaños y convirtiendo a su rival en un equipo muy pequeño, mucho más de lo que seguramente es.

         Y todavía faltaba la segunda mitad. Más de lo mismo. Los amarillos necesitaron sólo 9 minutos para completar la manita, la verdad sea dicha con el permiso de una defensa absolutamente desbordada y desquiciada, sobre todo por el centro. Cualquier balón entre líneas con desmarque de ruptura era medio gol. José Carlos aprovechó uno de esos agujeros para hacer el cuarto, y Mini otro para poner en bandeja el quinto a su compañero Fran.

         Era el minuto 54 y el partido se había terminado. La Solana echó el freno, puso el motor a ralentí y el encuentro recetó una última media hora soporífera. Pero el público ya tenía el estómago lleno y no puso reparos.

         Queda saber cuándo veremos la mejor versión amarilla lejos de casa, asignatura pendiente. De momento, La Solana ha marcado 22 de sus 25 goles en casa, donde ha logrado 15 de sus 18 puntos. Los datos, como el algodón, no engañan.  

        

Usamos cookies para mejorar su experiencia en nuestra web. Más información en: Guía de uso de las cookies.

  Acepto el uso de las cookies en este sitio.