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         Aurelio Maroto

         Los solaneros se prestan para darse los primeros chapuzones del verano al aire libre, al menos en las piscinas municipales. Se abren este jueves al público tras un invierno frío y duro que ha exigido algunos arreglos de relieve. Ha sido necesario restaurar algunas grietas en los vestuarios y, sobre todo, se ha sustituido completamente el revestimiento de gresite del vaso de la piscina olímpica, que ya se encontraba en malas condiciones por el paso del tiempo.

         El responsable técnico del complejo de piscinas municipales, Cipriano Martín-Zarco, ha explicado que todo está disponible para la apertura pública de los dos vasos, el olímpico y el otro más pequeño. Básicamente, se ha vaciado el agua con que se han mantenido durante el invierno, se han limpiado y desinfectado, y se han llenado de nuevo. A partir de ahí, se trata de mantener el agua en los niveles de cloro y depuración adecuados, aunque es el PH lo que realmente importa, en función del clima y del uso más o menos adecuado que se de por parte de los usuarios. En este sentido, el técnico recuerda que la calidad del agua se mueve por parámetros sanitarios estándares que no se pueden modificar, y que es suficiente con controlar el PH, cosa que se hace un mínimo de tres veces al día.

         Desde este jueves, día uno de julio, los bañistas podrán solazarse hasta el 31 de agosto, fecha inicial de cierre, entre las doce del mediodía y las ocho de la tarde, de lunes a domingo. Según Cipriano Martín-Zarco, los solaneros utilizan bastante las piscinas municipales y las costumbres han cambiado “hace años el personal se agolpaba los domingos y durante la semana venían poco; ahora se espacian más y todos los días tenemos bastante gente”. 

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