Aurelio Maroto
     La ruleta rusa de los penaltis, esa lotería que a veces toca en el mundo del fútbol, sonrió anoche al CF La Solana juvenil. Esta vez sí, los amarillos tuvieron la suerte de cara (ya les tocaba) y derrotaron al Ciudad Real desde los once metros tras empatar a uno el partido de la final de Copa Diputación, disputado en Daimiel bajo un fuerte aguacero. El triunfo les sirvió para levantar el trofeo y endulzar un final de temporada donde el frustrado ascenso había dejado sentimientos ambivalentes después de una temporada para enmarcar.
     El título se logró en los penaltis, sí, pero el equipo de Ángel Izquierdo se sintió campeón por derecho, no por un golpe de fortuna. Antes de la tanda fatífica, los amarillos habían recetado un partido magnífico, desplegando un juego por momentos brillantes traducido en numerosas ocasiones de gol. Entre tanto, el Ciudad Real, verdugo de los nuestros en la primera eliminatoria por el ascenso, capeaba el temporal y se dedicó a defender y buscar su oportunidad en la proyección a la contra.
     La Solana se adelantó por mediación de Torres jr. al poco de arrancar la segunda mitad y hubo más ocasiones para sentenciar, sobre todo un par de ellas de Almarcha. Pero el 2-0 no llegó y los ciudarrealeños lograron empatar a un cuarto de hora del final.
     La tanda de penaltis acabó con 4-3 a favor de los nuestros gracias, entre otras cosas, a la inspiración de Loreto, el suplente de Stiwi al que Ángel dio la titularidad en este partido, como también hizo con otros jugadores que habían gozado de pocos minutos en liga. Precisamente el goleador, Torres jr., fue uno de esos jugadores.
     Tras el último penalti, eclosión de júbilo en la expedición amarilla, que necesitaba un alegrón de esta naturaleza después de lo mal que lo han pasado en las últimas semanas. El capitán, Juli, levantó el trofeo con toda justicia y como símbolo de una temporada para el recuerdo.