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         Aurelio Maroto

         La Fundación Lumière parece tener las horas contadas en la organización del Festival de Cine Europeo “Vinos de Castilla-La Mancha”. Las duras manifestaciones de su presidente y director del evento, Antonio Mayoralas, que tildó de “arbitrario” el aplazamiento de la sexta edición y acusó al equipo de gobierno de valerse del festival para proyectar su propia imagen, han provocado la contundente reacción del alcalde y presidente del Patronato de Cine, Diego García-Abadillo, que considera intolerables e injustas las críticas de Mayoralas.

         En declaraciones a Radio Horizonte, el mismo medio donde Mayoralas censuró la actuación del Ayuntamiento, Diego Gª Abadillo aseguró que no se asemejan nada a la realidad “Antonio es una persona que aprecio pero habla como si estuviera en la barra de un bar y le pierde la boca”. El alcalde niega que el aplazamiento haya sido arbitrario sino que “responde a la decisión soberana del Patronato de Cine” y rechaza de plano que este órgano haya cometido irregularidades, sino que ha trabajado y sigue trabajando duramente.

         El primer edil defendió el festival como un acontecimiento “que pertenece al pueblo de La Solana, no a la Fundación Lumière”, y reprochó a Mayoralas que lo haya registrado a nombre de la institución que preside. En este sentido, le recordó que su puesto de director “es meramente técnico”.

         Si embargo, la situación se enquistó notablemente a raíz de una carta en la que, según dijo el alcalde, Mayoralas exigía tres condiciones para continuar organizando el festival “querían quedarse con la imagen del festival, 7.000 euros que no reconocemos y la entrega de la mitad del presupuesto (3,5 millones) antes de quince días; son condiciones inaceptables”. Por otra parte, García-Abadillo reveló que propusieron a la Fundación Lumière una fórmula organizativa similar a la Semana de la Zarzuela, donde el Ayuntamiento cede las instalaciones y ellos buscan la esponsorización “y nos contestaron que era inviable”.

Incluso llegó a poner ejemplos donde la fundación que preside Mayoralas se habría arrogado atribuciones que no tiene, entre ellas llamar a una bodega para entregar su peso en vino a Raphael distinta a las oficiales, en un claro desprecio a la DO La Mancha “no olvidemos que Gregorio Martín-Zarco y el consejo regulador empeñan su imagen y 12.000 euros para que el festival salga adelante”.

         Con todo, el alcalde admitió que la fractura es total “es como un matrimonio que se lleva mal; hay que separarse de manera ordenada y ya está”. Se puede decir más alto, pero no más claro. Eso sí, dejó claro que el festival no peligra “redoblaremos los esfuerzos y el festival no se perderá”. Es más, habló de finales de noviembre como fecha presumible para la celebración de la sexta edición, prevista en un principio para finales de junio. Al respecto, confía en que para entonces estén concluidas las nuevas salas de cine que se están construyendo en el antiguo Cine Cervantes.
         Aunque añadió que tenderá la mano a la Fundación Lumière "para que nos aconseje y haga valer su experiencia", suena más a diplomacia que a la realidad. Resulta evidente que la institución que preside el solanero Antonio Mayoralas ha dejado de pertenecer a la estructura organizativa del Festival Internacional de Cine y Vino de La Solana.

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