Aurelio Maroto
     El Promociones Renova Uno ha resucitado. Lo que parecía un moribundo con el funeral preparado, se ha convertido en un simple enfermo que ha bajado a planta y que, ahora sí, ha recuperado el color de cara y parece lanzado hacia una remontada que, de confirmarse, sería absolutamente épica.
     La victoria del domingo en Puertollano, segunda consecutiva, unida a las derrotas de sus tres rivales más directos por encima: Tobarra, Talavera y Ocaña, han apretado el furgón de cola. Esto significa que el Renova Uno, condenado al ostracismo hace apenas quince días, es ahora la principal amenaza para los tres equipos citados con anterioridad. Por ejemplo, la diferencia con el Tobarra es ya de sólo una victoria. 
     El equipo de Ángel Crespo ganó en Puertollano apelando al coraje y, por qué no decirlo, a la pizca de fortuna que le ha faltado en partidos anteriores. Tras ir perdiendo por 18 puntos en la primera parte, con un Puertollano intratable, el tercer cuarto igualó muchísimo las cosas y el cuarto se jugó de poder a poder. Tanto es así que se llegó al final con empate. La prórroga fue agónica, con muchas alternativas, pero el 74-75 final fue suficiente para traerse una victoria que puede resultar decisiva, siempre que el equipo continúe así.
     Para seguir alimentando la esperanza es preciso ganar el próximo sábado al Cuenca, quinto clasificado, que llega al pabellón La Moheda con todo el pescado vendido, pero con una plantilla temible. Si tenemos en cuenta que Tobarra recibe al CABA y Talavera al Azuqueca, rivales aún más complicados, una victoria de los amarillos podría completar la reacción y, a partir de ahí, comenzar una lucha más equilibrada por la salvación. Hasta ahora, el Renova Uno apostaba por la permanencia con la boca chica y muchos hablaban de remontada por que era lo políticamente correcto, no por que se creyera en ella.