La Banda Municipal durante el concierto                       Foto: GACETA

     Aurelio Maroto

     La Banda Municipal de Música desplegó todo su talento para rendir culto a su patrona, Santa Cecilia, en el tradicional concierto anual, una vez más con la etiqueta de ‘didáctico’ por la singularidad de su contenido. Y es que hace unos años se decidió modificar el formato de recital al uso para darle un sentido más pedagógico a la vez que entretenido, sin obviar la esencia de la cita, que no es otra que la interpretación musical.

    Bajo la batuta de Ángel Sancho, y con la inestimable conducción narrativa del periodista de Radio Horizonte, Gabriel Jaime, a la sazón veterano músico de la banda, el concierto con un homenaje al instrumento estrella de la noche, el trombón. A continuación llegó un viaje por Irlanda, con una exigente pieza donde la forja y el campo de batalla cobran protagonismo. Después fue el turno de Disney, con un tributo a su centenario y conocidos pasajes de Aladín o El Rey León, acompañado por imágenes en pantalla. La última estación del repertorio fue Sonrisas y lágrimas, acompañada por la profesora de coro y once voces blancas. Naturalmente, no faltó el bis, que en esta ocasión fue una adaptación del tema Quédate, de Quevedo.

     “El objetivo de este concierto es llegar a los niños y profundizar más sobre algunos instrumentos”, declaró Ángel Sancho a la emisora municipal. Y donde van los niños, van los padres, de modo que se trata de atrapar a toda la familia. Un año más, gran entrada de público en el Teatro Tomás Barrera.

  

        Irene Serrano de la Cruz protagonizó una pieza para trombón                  Foto: GACETA

     Aprovechando el momento, Sancho habló sobre el momento que atraviesa la Banda Municipal de Música en este momento. Su respuesta fue taxativa: “En todos los pueblos pasa lo mismo, y es que la mayoría de los músicos se van a estudiar cuando cumplen dieciocho años”. “Las bandas que deberían estar siempre bien son las que tienen campus universitario, por ejemplo Ciudad Real o Toledo”. Sin embargo, la banda solanera resiste el paso del tiempo con bastante solvencia, aunque su director no mide su salud por la cantidad de componentes. “Estamos alrededor de ochenta, que para la fotografía está muy bien, pero yo prefiero la calidad; si los ochenta fueran buenos diría ‘ole’, pero es una banda amateur”.

    Con viene recordar que la Banda Municipal de La Solana nació en el año 1901, y su primer director fue Ángel Sancho y Lucía, precisamente bisabuelo de la actual batuta, Ángel Sancho Moraga.