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Sancho

Sancho golpea un balón en el partido del sábado contra el Almagro                                                                                          Foto: GACETA

          Aurelio Maroto

Gabriel Jesús Ruíz-Santa Quiteria Peinado ‘Sancho’ (La Solana, 1985) deshoja la margarita. A estas horas su corazón le incita a seguir un año más, pero su cabeza, y gente de su entorno más cercano, le aconseja parar. Y parar ahora significa echar la llave a su carrera como futbolista. La decisión no es fácil.

Al margen de lo que suceda, el capitán del CF La Solana tenía un anhelo y lo ha cumplido. “Soñaba toda mi vida jugar en Tercera División con el equipo de mi pueblo y lo he podido lograr, ha sido increíble”. Además, el club ha salvado la categoría cuajando un último tercio de liga para los anales y el central ha rayado a un nivel altísimo durante todo el curso. “Ahora que ha acabado, creo que sí se puede decir que ha sido una de mis mejores temporadas”, admite. El sábado jugó contra el Almagro porque así lo habló con el míster después de varios días con fiebre y una fuerte alergia. Tenía ganas de despedirse jugando “por todo lo que hemos pasado y Carlos me lo ha podido permitir”. Su cambio en el minuto 58 de partido sonaba a homenaje y la afición se rindió a su capitán.

Atrás quedaba una campaña de gran tensión emocional. La marcha de Manolo Sancho fue un golpe fuerte por su vinculación familiar y personal. Fue ahí cuando el capitán ejerció más que nunca como tal. Él y el nuevo entrenador decidieron ayudarse, aunque el rumbo deportivo no se enderezó en seguida, ni mucho menos. “Mentiría si dijera que no ha habido momentos de flaqueza, pero sabíamos que íbamos a sufrir porque muchos jugadores no conocían la categoría y es lo que tiene el aprendizaje, pero en la segunda vuelta se ha demostrado que éramos válidos para Tercera División”.

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Sancho duda entre seguir un año más o dejarlo                                                                                                           Foto: GACETA

A su juicio, hay una palabra que lo resume todo: creer. “Hemos seguido trabajando y confiando en nosotros mismos”. Como todo en la vida, considera que en el fútbol hay que tener una pizca de suerte y al principio no la tuvieron, aunque también añade que esa suerte hay que buscarla “y hemos comprado los boletos para salvarnos”. “En la segunda vuelta hemos maximizado los goles y hemos defendido mucho mejor”.

Todavía en caliente, disfruta por lo conseguido, sobre todo repasando el enorme sufrimiento de los meses invernales. Cuando arrancó la pretemporada en julio probablemente tenía claro que sería su último año, pero las sensaciones han sido tan buenas después de verse en lo más hondo del pozo que una parte de su mente, y de su cuerpo, le piden seguir. “No sé si seguiré, sinceramente no lo sé”, declaraba a Radio Horizonte al término del partido. Sea como sea, Sancho ha encabezado lo que a menudo decíamos cuando pintaban bastos. En situaciones límite son los veteranos los que han de tirar del carro y poner las pilas al resto. A partir de su semilla crece el resto del jardín.

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