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Jugada

La Moheda volvió a sufrir una dura derrota de su equipo                                                                                                          Foto: GACETA

            Aurelio Maroto

            Un aficionado de los de siempre, de esos que nunca fallan, sentenciaba al término del partido: “¡no le debemos a nadie ni tampoco le ganamos a nadie!”. Un grupo de hinchas roblenses miraban de reojo…

            En efecto, el CF La Solana no debe un euro a nadie y tiene detrás a medio millar de socios leales hasta la extenuación. En ese sentido, el club es un brazo de mar, robusto y sano, que puede dar lecciones al Villarrobledo y probablemente a la mayoría de clubes de la categoría. Pero los 700 que ayer volvieron a convertir La Moheda en un escenario que evocaba fútbol se marcharon tristes, muy tristes. Falló el de siempre, su equipo.

            Aún así, el 0-2 final no refleja ninguna superioridad clara. Qué va. El partido transitó por derroteros de igualdad casi absoluta. Mucha porfía en medio campo y pocas ocasiones de gol. La mejor, por cierto, la tuvo Manuel en el minuto 16, pero su mano a mano con Javi López lo mandó fuera. Un lujo imperdonable.

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Almarcha pugna un balón ante la atenta mirada de Josema                                                                                              Foto: GACETA   

         La Solana mantenía el tipo, apretando en medio campo gracias a un Almarcha incansable y a Vicente corriendo entre líneas. Con Juan Mazzocchi en el banco por precaución, Carlos Gómez confió al canterano Raúl ser el compañero de Miguel Fuentes arriba. El Villarrobledo comenzó teniendo el balón, dominando la ronda de pases, pero sin profundidad. Tan sólo Aitor Asensio daba sensación de peligro real cada vez que encaraba por el costado zurdo. Los amarillos se sacudieron poco a poco el dominio territorial y el partido entró en un tuya-mía sin apenas sustancia hasta el descanso.

La lesión de Raúl en las postrimerías del primer tiempo decidió al míster a sacar a Mazzocchi en busca de más munición arriba. Pero el partido no varió su guión. Mucho peloteo y gran desgaste en la zona ancha. La defensa local trabajaba bien, muy atenta a las paredes que tiraban los mejores hombres roblenses, y a la espera de encontrar una buena contra de la gente de arriba. Sin embargo, los problemas comenzaron con la lesión de Sancho y, un poco más tarde, la de Vicente. Acto seguido llegó el gol de Aitor Asensio. Fue una acción rocambolesca que encadenó un dechado de errores amarillos y de fortuna rojilla. Sólo tres minutos después llegó la puntilla con el tanto de José Carlos a la salida de un córner. La Moheda no podía creerlo y La Solana murió ahí, incapaz de reaccionar. Ya sólo se escuchaba al animoso grupo de aficionados visitantes que acompañaron a su equipo.

Afición

La afición amarilla sigue siendo, de largo, lo mejor                                                                                                        Foto: GACETA

Tras los resultados de la jornada, La Solana regresa al farolillo rojo. Además, la derrota deja tres sancionados para el próximo domingo en Quintanar del Rey: Sancho, Pirri y Almarcha. Por no hablar de los lesionados. Ante tal panorama, Carlos Gómez no tiene más remedio que torear con la máxima templanza. Sigue creyendo en la salvación y hace cuentas, muchas cuentas. Prefiere obviar que muchos de sus jugadores simplemente no tienen nivel de Tercera División y afirma que no siempre se enfrentarán a trasatlánticos como Toledo, At. Albacete o Villarrobledo “que son mejores que nosotros”. Qué otra cosa puede decir.

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