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Instante en el que La Calderona da a luz al bastardo Juan José de Austria en la representación                                                      Foto: GACETA

              Aurelio Maroto

            Natalia Calderón y Pablo Paz han logrado dar una vuelta de tuerca más en escena a la ‘actualización’ del teatro clásico. La gira que están haciendo desde el verano pasado con ‘La Calderona’ exhibe muy bien cómo la ortodoxia de ciertas obras no está reñida con la introducción de matices en apariencia transgresores. La historia de aquella famosa actriz del siglo XVII, célebre por sus amoríos con el rey Felipe IV y por parir a Don Juan José de Austria, hijo bastardo del monarca, ha sido recuperada por ‘Producciones Yllana’ en una función valiente y audaz, a la vez que intensa y reveladora.

            La actriz Natalia Calderón (qué ironía compartir apellido con el rol protagonista) y el actor Pablo Paz, a la sazón productor, llevan a las tablas la vida de María Inés Calderón ‘La Calderona’, pero mezclando la corte del segundo ‘Austria Menor’ con ambientes del siglo XXI. Y lo que más llama la atención es el ritmo hip-hop que un disc jockey ofrece durante la representación. Porque, eso sí, la música está muy presente.

            Así es como el fabuloso texto de Rafael Boeta y bajo la dirección de David Ottone explica la dramática vida de La Calderona, en ese juego de poder constante y la línea divisoria entre quienes están arriba y abajo en el escalafón social.

            “De repente nos dimos cuenta que nuestro querido texto clásico casa de maravilla con la música y ritmos modernos”, declaraba a la prensa local Pablo Paz. “Desde que lo encaramos como un musical se va todo el peso de un texto clásico”. “Llega un momento que no sabes dónde está lo clásico y lo moderno porque todo se imbrica en un lenguaje único que funciona perfectamente”, decía Natalia Calderón.

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La actriz Natalia Calderón en otro momento de su actuación en La Solana                                                                                         Foto: GACETA    

        El esfuerzo mental y físico es brutal en escena. Son muchos personajes los que encarnan ambos actores y todo está medido al milímetro. Pero admiten que está resultando una experiencia fantástica, no sólo por llevar al límite su propia capacidad interpretativa, sino también por ofrecer al público de cualquier edad una propuesta de teatro clásico sin las ataduras del mismo. “Mucha gente sale emocionada de la función y nos dice que nunca pensaban que podrían disfrutar tanto con una obra clásica”, confesaba Natalia Calderón.

            La gira seguirá por España, aunque ya vislumbran hacer las maletas con rumbo al extranjero. “Es increíble cómo en Latinoamérica saben mucho mejor quién era María Inés Calderón que aquí”.

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