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El presidente Patricio Peinado junto a Carlos Gómez -ida- y su ayudante Enrique Sevilla

Carlos Gómez -izda- junto a su ayudante, Enrique Sevilla, y el presidente, Patricio Peinado, en el centro                                                 Foto: GACETA

           Aurelio Maroto

Si la semana pasada, cuando llegó, apenas tenía dudas, ahora no tiene ninguna. Carlos Gómez Luján fue presentado oficialmente como nuevo entrenador del CF La Solana y durante la rueda de prensa insistió en que “si hemos venido es porque vemos factible salir de ahí abajo; tenemos recursos, capacidad y mimbres para revertir la situación”.

Se basa en lo que ya ha visto, especialmente el sábado en Villarrubia. “Las sensaciones fueron incluso superiores a lo que podía esperar”. “El equipo tiene capacidad para ser sólido y si hacemos bien las cosas a los rivales les costará mucho meternos mano”. Fue una lástima no haber sacado tajada en el feudo blanquiazul después de ir ganando a pocos minutos del final. La rigurosa expulsión de Juan Santos y un penalti bastante discutido fueron clave, aunque el entrenador albaceteño ha evitado en todo momento poner el foco en el colegiado.

Convencer al vestuario

Prefiere mirar hacia adelante y su única preocupación es convencer al vestuario de su capacidad, que ya tenía antes de llegar él. “Nos hemos encontrado un grupo muy implicado que tiene más ganas que nadie de darle la vuelta a esto”. “No he visto jugadores que estén por debajo del nivel de la Tercera División”. En este sentido, volvió a valorar el trabajo de su predecesor, Manolo Sancho. “Ha hecho un gran trabajo y el equipo no merecía estar donde está”, reconoce.

Pero La Solana es colista y sigue teniendo un problema de anotación. También ha recibido goles con facilidad, aunque últimamente bastante menos. Otro hándicap es la poca capacidad para cambiar cosas en los partidos por la escasez de plantilla, déficit que se quiere resolver. “Vamos a intentar dar más nivel con jugadores que aumenten la competencia interna”.

Refuerzos

 

Eso sí, el mantra es evitar precipitarse. “Buscamos con la tranquilidad de saber que tendremos buenas oportunidades”. “Sólo vendrán refuerzos si entendemos que nos van a ayudar de verdad”. La cuestión es cuánto habrá que esperar y probablemente la respuesta la tendrán los próximos partidos. El nuevo míster pide paciencia, una palabra que pocas veces se aplica en el fútbol de competición cuando los resultados son adversos. Lo más curioso es que no se trata de un tema económico. “Las dificultades que encuentro para optar a esos jugadores no son económicas; cuenta más el problema emocional de venir a un equipo que está en una mala posición”.

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