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Copia de Paco Moreno con su medalla junto a su entrenador

                                        Paco Moreno con su medalla junto a su entrenador                                      

           Aurelio Maroto

Paco Moreno es un tipo normal dentro de lo anormal. Porque anormal es vivir enganchado a un entrenamiento constante que sólo ellos saben lo que cuesta mantener. Los culturistas de verdad tienen una palabra clavada a fuego: disciplina. El nuevo campeón de España en la categoría de más de 90 kilos es una mole física capaz de asustar a cualquiera… si se lo propusiera. Sin embargo, Paco Moreno es un chaval muy normal, un tipo accesible. Es más, afirma que es bastante sensiblero. Quién lo diría observando esa montaña humana de puro músculo.

Hablando con él te das cuenta de que el oro recién logrado es un sueño hecho realidad, pero no un motivo para sacar pecho. Aún le llueven las llamadas, los mensajes en redes, las felicitaciones personales… En su gimnasio de La Solana no para con el teléfono.

Hoy en día, es el número uno en su categoría. “No me lo creía después de tantos años teniéndolo tan cerca”, nos dice en una entrevista exclusiva con Radio Horizonte. Y eso que, modestia aparte, se vio con grandes posibilidades nada más llegar a Alcalá. “Hubiera sido una gran decepción no ganar porque me veía el más fuerte”. Incluso más que el chico que venía de ganar el Arnold en septiembre. “No lo conocía y al ver su físico me dije que era ganable”.

Calidad muscular, piernas, brazos… Paco se fijaba en todos los detalles de sus rivales. Y su deducción era rotunda: “no me superan”. Sin embargo, hay elementos en el camino difíciles de descifrar, como los jueces. Cree que en ocasiones anteriores no ha sido bien tratado en las puntuaciones, excepto el año pasado. “Reconozco que el ganador iba mejor que yo, pero esta vez tenía claro que el mejor era yo”.

Cuando entró en la criba de los seis últimos supo que tenía muchas posibilidades, aunque no fue hasta que nombraron al catalán como tercero cuando se sintió ganador. “Era el único que podía hacerme sombra y entonces me vi campeón”.

Recuerda perfectamente su primera reacción cuando fue proclamado oficialmente campeón de España. “Miré para arriba y me dije: por fin. Mi ilusión es que mis padres me vieran ganar después de tanto esfuerzo”. Aunque no pudo abrazar en ese momento a su madre Leoncia y su padre Pedro porque en seguida tenía que volver a competir, sí se fundió con su entrenador, Jesús Gallego, otra persona clave en su éxito. “Ha sido muy importante para mí porque me ha apoyado desde el minuto uno, sabía mi sueño y lo hemos conseguido”. “La medalla también es suya porque somos un equipo, perdemos y ganamos los dos”.

Atrás quedan años de trabajo asiduo, de una disciplina férrea en los entrenamientos, en la alimentación, también en el descanso. Un control absoluto de los tiempos, de las calorías… “Son veinticuatro horas al día pendiente de tu evolución, pero lo vivo y me gusta no es costoso para mí”.

Por desgracia, no podrá estar en el Campeonato de Europa. Una pequeña intervención quirúrgica le impedirá alcanzar, por ahora, una meta todavía superior para él. “Defender tu país y la bandera de España sería lo máximo”. De hecho, fue su entrenador quien le desaconsejó intentarlo en este momento. “Me dijo que parase, que son muchos años y necesitaba descansar y recuperar mi salud”. Le ha obedecido.

En cualquier caso, la escultura física de Paco Moreno no se echará a perder. Qué va. Tiene claro que seguirá entrenando porque su ilusión es seguir haciendo lo que hace, con la naturalidad del que lo hace como rutina. Esfuerzo sin esfuerzo. Sarna con gusto no pica. Por eso es noticia que la misma noche de triunfo se fuera junto a los suyos a disfrutar de “una cena normal”. Si por normal entendemos lo que para él es un extra prohibitivo. “Soy de jamón ibérico y queso de La Casota”. Esa noche, y un poco el lunes, se olvidó de dieta. Pero hasta ahí. El campeón de España de Culturismo quiere más.

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